Pestaña

jueves, 4 de marzo de 2021

VIA CRUCIS EN TIEMPO DE PANDEMIA

 

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Introducción

    El coronavirus nos sitúa ante una de las cruces que los seres humanos tenemos que afrontar a lo largo de nuestra vida: la cruz de la enfermedad. Una cruz que puede llegar a trastocar todos los ámbitos de la existencia: el ámbito personal, el familiar, el social e incluso el mundial, como está ocurriendo.

    Oramos, junto a la cruz de Jesús, para que el Señor nos ayude en medio de esta circunstancia excepcional que requiere de la colaboración de todos para poder superarla. Que encontremos luz y paz en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo.
 

 

1ª Estación Jesús es condenado a muerte

Pedimos en esta estación por todas las personas. Somos frágiles. Estamos expuestos a virus, enfermedades, pecados, peligros… Es la “condena” de nuestra limitación y debilidad humana. Que asumamos esa condición de fragilidad que nos identifica: no somos dioses, somos de carne y hueso, con lo que esta realidad conlleva.

PADRE NUESTRO…

 

 

2ª Estación Jesús carga con la Cruz

Pedimos en esta estación por todas las autoridades políticas y sanitarias que tienen la responsabilidad de gestionar esta crisis del coronavirus, buscando el bien común de la sociedad. Les toca cargar a sus espaldas la cruz de velar por la salud de las personas. Que Dios les ilumine y les guíe en la toma de decisiones. 

PADRE NUESTRO…

 

 

3ª Estación Jesús cae por primera vez

Pidamos en esta estación para que no caigamos en la tentación de la frivolidad, de no tomarnos en serio las recomendaciones que se nos hacen para evitar posibles contagios, poniendo en riesgo nuestra salud y la salud de los demás.

PADRE NUESTRO…

 

 



4ª Estación Jesús encuentra a su Madre

Pidamos en esta estación la intercesión de la Virgen María, y para que confiemos en la tarea de tantos profesionales que velan “como madres” por nuestra salud y nuestro bienestar.

PADRE NUESTRO…

 

 

5ª Estación Simón de Cirene ayuda a Jesús a llevar la Cruz.

Pidamos en esta estación por los profesionales sanitarios: médicos, enfermeras, auxiliares… por todo el personal de los hospitales que son los cirineos que ayudan a los enfermos a vencer la enfermedad. Que Dios les proteja, les cuide, les fortalezca y les ayude en esta hora difícil.

PADRE NUESTRO…

 

 

6ª Estación Una mujer limpia el rostro de Jesús

Pidamos en esta estación por las personas que, de manera altruista, ayudan, colaboran, se solidarizan, aportan su tiempo y sus dones para aliviar tantas necesidades como acarrea una situación como ésta. Que aprendamos a estar siempre al lado de los que sufren, sin estigmatizar a nadie.

PADRE NUESTRO…

 

 

7ª Estación Jesús cae por segunda vez

Pidamos en esta estación para que no caigam
os en el miedo, en la histeria, en la desesperanza… que no conducen a nada. Que el Señor nos dé serenidad para afrontar esta situación de emergencia que nos toca vivir. PADRE NUESTRO…

 

 

8ª Estación Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén

Pidamos en esta estación por tantos creyentes como en estos días rezamos para que Dios aparte del mundo este mal del coronavirus. Que Dios escuche y atienda nuestras oraciones.

PADRE NUESTRO…

 

 

9ª Estación Jesús cae por tercera vez

Pidamos en esta estación por quienes sufren los daños colaterales de esta crisis. De un modo especial por los empresarios que ven peligrar su medio de subsistencia y por los obreros que, como consecuencia, se quedan sin trabajo. Que pronto todo pueda volver a la normalidad.

PADRE NUESTRO…

 

 


10ª Estación Jesús es despojado de sus vestidos.

Pidamos en esta estación por los investigadores que buscan un remedio de curación eficaz, para que sus trabajos pronto puedan dar fruto. PADRE NUESTRO…

 

 

11ª Estación Jesús es crucificado

Pidamos en esta estación por todos los que guardan cuarentena, bien por tener el virus, bien por haber convivido con personas infectadas. Que el Señor les dé paciencia, y que este tiempo les sirva de provecho para reflexionar sobre la propia vida y sobre la necesidad que tenemos de Dios. 

PADRE NUESTRO…

 

 

12ª Estación Jesús muere en la Cruz

Pidamos en esta estación por todos los que han fallecido con coronavirus, para que Dios les acoja en el cielo donde ya no hay ni enfermedad, ni luto ni dolor.

PADRE NUESTRO…

 

 


13ª Estación Bajan a Jesús de la Cruz

Pidamos en esta estación por todos los familiares de quienes han padecido o están padeciendo la enfermedad del coronavirus, para que el Señor les acompañe y fortalezca en medio de la situación familiar que están viviendo. 

PADRE NUESTRO…

 

 

14ª Estación Jesús es sepultado

Pidamos en esta estación para que aprendamos a asumir tantas realidades dolorosas como nos toca afrontar a lo largo de la vida, incluida esta del coronavirus, desde la luz de la fe, en la esperanza de que todo es pasajero, de que Dios tiene siempre la última palabra.

PADRE NUESTRO…

 

 

15ª Estación Jesús resucita

ORACIÓN FINAL: Oh, Dios, que sabes que no podemos subsistir por nuestra fragilidad, asediados por tantos peligros, como ahora padecemos con la pandemia del coronavirus. Concédenos la salud del alma y del cuerpo, para superar con tu ayuda este peligro. Cura a los enfermos y danos la paz. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

miércoles, 3 de marzo de 2021

VIA CRUCIS CON FRANCISCO Y CLARA


 

 

 

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El viacrucis franciscano que aquí te proponemos, recorre las catorce estaciones según el formulario bíblico que San Juan Pablo II estrenó el Viernes Santo de 1991, acompañadas con textos de San Francisco y Santa Clara y fue elaborado por los Hnos. Menores Conventuales de Madrid.  Algunas oraciones están tomadas de André Louf. 

  SALUDO E INTRODUCCIÓN

C: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

T: Amén.

C: Hermanos y hermanas, nos hemos reunido en esta tarde para recorrer el camino de la Cruz. En la Iglesia, por la gracia del Espíritu Santo, nos hacemos contemporáneos de Jesús. Su pasión, su muerte, su sepultura vuelven a hacerse presentes ante nosotros, en nosotros. Y la tumba, excavada en la roca, es nuestro mundo en el cual la muerte ha dejado su sello.

La cuaresma culmina con este camino de esperanza que nos conduce hasta la noche santa de la Pascua, en la que Cristo, Luz del mundo, resucita glorioso de entre los muertos, haciendo nuevas todas las cosas. Acerquémonos a este misterio, fuente de esperanza y de salvación, desde la fe y la gratitud más profundas.

San Francisco y santa Clara nos ayudarán, a través de sus escritos, a mirar con ojos nuevos la pasión del Señor, su gran amor por cada uno de nosotros.

 ♫ Canto

 

PRIMERA ESTACIÓN

Jesús en el huerto de los Olivos
 
 Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aq y en todas tus iglesias que hay en el mundo
entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo

 Del evangelio de Lucas: Jesús, preso de la angustia, oraba más intensamente, y le entró un sudor que chorreaba hasta el suelo, como si fueran gotas de sangre.

 De los escritos de san Francisco: Te damos gracias, Padre, porque al igual que nos creaste por tu Hijo, así, por el santo amor con que nos amaste, quisiste que él, verdadero Dios y verdadero hombre, naciera de la gloriosa Virgen santa María, y que nosotros, cautivos, fuéramos redimidos por su cruz, y sangre, y muerte. (1R 23, 3)

 Oración: Padre santo, que consolaste a tu Hijo en Getsemaní, infunde en nosotros tu Espíritu para que podamos consolar a aquellos que viven en medio del dolor o el sufrimiento. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

 

SEGUNDA ESTACIÓN

Jesús, traicionado por Judas, es arrestado.
 
 Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo

 Del evangelio de Lucas: Entonces apareció un gran gentío, encabezado por uno de los doce, llamado Judas, que se acercó a Jesús para besarlo. Jesús le dijo: “Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?”

 De los escritos de san Francisco: Miremos atentamente al buen Pastor, que por salvar a sus ovejas soportó la pasión de la cruz. Las ovejas del Señor le siguieron en la tribulación y en la persecución, en la vergüenza y en el hambre, en la debilidad y en la tentación, y en todo lo demás, y por ello recibieron la vida eterna. (Adm. 6)

 Oración: Padre bueno, concédenos la gracia de celebrar con fe los misterios de la pasión de tu Hijo Jesús, para que podamos así experimentar la grandeza de tu salvación. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

 

TERCERA ESTACIÓN

Jesús es condenado por el Sanedrín

 Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo

 Del evangelio de Marcos: Los jefes de los sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban una acusación contra Jesús para darle muerte, pero no la encontraban. Pues, aunque muchos testimoniaban en falso contra él, los testimonios no coincidían.

 De los escritos de san Francisco: Mirad, hermanos, la humildad de Dios y derramad ante Él vuestros corazones, humillaos también vosotros, para ser enaltecidos por Él. Nada de vosotros retengáis para vosotros mismos, para que enteros os reciba el que todo entero se os entrega. (CtaO 23)

 Oración: Padre de misericordia, mira con bondad el sufrimiento y el desamparo de tantos inocentes, que aún hoy son condenados injustamente a muerte. Danos valor y fuerza para defender, siempre y en todo momento, la vida de cada ser humano, preciosa a tus ojos. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

 

CUARTA ESTACIÓN

Jesús es negado por Pedro
 
 Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo

 Del evangelio de Lucas: Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro. Pedro se acordó de que el Señor le había dicho: “Hoy mismo, antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces, y saliendo afuera, llo amargamente.

 De los escritos de san Francisco: Contempla el gran amor con el que Cristo quiso padecer en el leño de la cruz y morir en él la más infame de las muertes. Por eso, colgado en el árbol de la Cruz, amonestaba a los que pasaban sobre lo que allí habían de considerar, diciendo: “¡Oh vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor como mi dolor!” Respondamos a una voz, con un solo espíritu: ¡Lo tendré siempre en mi memoria, y mi alma se romperá dentro mí! (4CtaCl)

 Oración: Padre santo, única esperanza de aquellos que, débiles y heridos, caen; tú conoces lo que hay en cada hombre. Nuestra debilidad hace crecer aún más tu perdón y tu amor hacia nosotros. Haz que, a la luz de tu misericordia, reconozcamos nuestros pasos en falso y, salvados por tu amor, podamos proclamar las maravillas que hace tu gracia en cada uno de nosotros. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

 ♫ Canto

 

QUINTA ESTACIÓN

Jesús es juzgado por Pilato

 Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo

 Del evangelio de Lucas: Pilato preguntó a Jesús: “¿Eres el rey de los judíos?” Jesús le contestó, “Tú lo dices”. Pilato dijo a los jefes de los sacerdotes y al pueblo: “No encuentro culpa alguna en este hombre”.

 De los escritos de san Francisco: Amemos todos con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, con toda la fuerza y fortaleza, con todo el entendimiento, con todas las energías, con todo el empeño, con todo el afecto, con todas las entrañas, con todos los deseos y quereres, al Señor Dios, que nos dio y nos da a todos nosotros todo el cuerpo, toda el alma y toda la vida, que nos creó, nos redimió y por sola su misericordia nos salvará. (1R 23, 8)

 Oración: Padre justo, mira con bondad y con ternura a todos los inocentes perseguidos, a los prisioneros que claman justicia en cárceles infames, a aquellos que presienten el fin después de una larga pena inmerecida. Tu presencia misteriosa haga más llevadera su amargura y disipe las tinieblas del dolor. Que no nos acostumbremos nunca, Padre, a ver encadenada la libertad que has concedido a todo hombre y mujer, creados a tu imagen y semejanza. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

 

SEXTA ESTACIÓN

Jesús es flagelado y coronado de espinas.

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e adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo

 De los evangelios de Lucas y de Juan: Los que custodiaban a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban. Le habían tapado los ojos y le preguntaban: ¡Adivina quién te ha pegado! Y le decían otras muchas injurias. Los soldados prepararon una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza. También le echaron sobre los hombros un manto de púrpura. Y se acercaban a él diciendo: ¡Salve, rey de los judíos!

 De los escritos de santa Clara: Mira atentamente, considera, contempla, con el deseo de imitarle, a tu Esposo, el más bello de los hijos de los hombres, hecho para tu salvación el más vil de los hombres, despreciado, golpeado y azotado de mil formas en todo su cuerpo, y muriendo entre los sufrimientos de la cruz. (2CtaCl)

 Oración: Padre santo, tu Hijo Jesús ha querido cargar sobre su cuerpo nuestros sufrimientos y dolores; ser aplastado por nuestras indiferencias y rebeldías. Con sus heridas, ¡ha sanado las heridas de nuestros pecados! Concede a aquellos que son despreciados y marginados, a cuantos han sido desfigurados por la tortura o por la enfermedad, comprender que hay una esperanza que no defrauda, un amor más fuerte que el miedo y que la muerte, una fe que nos abre a la vida que no tiene fin. Te lo pedimos por Cristo, tu hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

 ♫ Canto

 

SÉPTIMA ESTACIÓN

Jesús carga con la cruz

 Te adoramos, Sansimo Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo

 Del evangelio de Juan: Se hicieron cargo, pues, de Jesús que, llevando a hombros su propia cruz, salió de la ciudad hacia un lugar llamado “la Calavera”, que en hebreo se dice lgota.

 De los escritos de san Francisco: pensando siempre en ti; con toda el alma, deseándote siempre a ti; con toda la mente, dirigiendo todas nuestras intenciones a ti; buscando en todo tu honor; y con todas nuestras fuerzas, destinando todas nuestras fuerzas y los sentidos del alma y del cuerpo al servicio de tu amor y no a otra cosa. (ParPN 5)

 Oración: Padre de misericordia, graba en nuestros corazones la imagen del rostro de tu Hijo cubierto de sangre, para que ella nos recuerde siempre que nos has amado hasta el punto de permitir que entregara su propia vida por nosotros. Que nuestra mirada tenga siempre como horizonte el signo de nuestra salvación, clavado en el corazón del mundo, para que, contemplándolo y creyendo en Ti, no nos perdamos, sino que tengamos la luz de la vida. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

 

OCTAVA ESTACIÓN

Jesús es ayudado por el Cireneo

 T
e adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo…

 Del evangelio de Lucas: Cuando se lo llevaban para crucificarlo, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús.

 De los escritos de santa Clara: Si sufres con él, reinarás con él; llorando con él, gozarás con él; muriendo con él en la cruz del dolor, con él poseerás el cielo en el esplendor de los santos y tu nombre será escrito en el libro de la vida y será glorioso entre los hombres. (2CtaCl)

 Oración: Padre justo, no permitas que vivamos de espaldas al sufrimiento y a las necesidades de nuestros hermanos, especialmente de aquellos “más pequeños”. Que nuestro coran no se duerma, no se acomode, no se enfríe. Concédenos vivir con el mismo amor que llevó a Jesús a dar su vida por los hermanos. Que con tu aliento y fuerza podamos también nosotros alentar y compartir las luchas y sufrimientos de los que nos rodean. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

 

NOVENA ESTACIÓN

Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén.
 

Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo

 Del evangelio de Lucas: Lo seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: “Mujeres de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos... porque si esto hacen con el leño verde, ¿q harán con el seco?”

 De los escritos de san Francisco: eres el amor, la caridad, eres sabiduría, tú eres humildad, eres paciencia, eres la belleza, tú eres la mansedumbre. Tú eres la seguridad, eres el descanso, eres el gozo, tú eres nuestra esperanza y alegría, eres la justicia, eres la templanza, eres toda nuestra riqueza a satisfacción... eres nuestra fe, tú eres nuestra caridad, eres nuestra dulzura, tú eres nuestra vida eterna, grande y admirable Señor, Dios omnipotente, misericordioso Salvador. (AlD)

 Oración: Padre fiel, enséñanos a buscar tu rostro con pasión cada día, para que su luz ilumine nuestro camino. Enséñanos a descubrirlo en el semblante del hombre marcado por la enfermedad, hundido por la desesperanza, oprimido por la injusticia. ¡No permitas que la luz de tu rostro huya de nosotros! Sin ella nuestro camino se hace oscuro, difícil, imposible. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

 

DÉCIMA ESTACIÓN

Jesús es crucificado
 Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo

 Del evangelio de Lucas: Cuando llegaron al lugar llamado la Calavera, crucificaron allí a Jesús y también a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

 De los escritos de san Francisco: La voluntad del Padre fue que su bendito y glorioso Hijo, a quien nos dio y que por nosotros nació, se ofreciese a mismo, por medio de su propia sangre, como sacrificio y ofrenda en el altar de la cruz; no por sí, por quien todo fue hecho, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas. Y quiere que todos seamos salvados y que lo recibamos con un corazón puro y un cuerpo casto. (2CtaF)

 Oración: Padre santo, sólo un pequo resto, al cual has querido entregar tu Reino, ha reconocido a tu Hijo como Sor y Salvador; pero muy pronto el Espíritu suscitará testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra. Concede a los que anuncian la Palabra en el mundo entero, la audacia y la libertad de los hijos de Dios, mediante las cuales tu Espíritu irrumpe con la fuerza de la Pascua y el lenguaje misterioso de la Cruz, escándalo a los ojos del mundo, pero sabiduría para los que creen. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

 ♫ Canto

 

 UNDÉCIMA ESTACIÓN

Jesús promete el Reino al buen ladrón

Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo

 Del evangelio de Lucas: Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: “¿No eres el Mesías? Pues sálvate a ti mismo y a nosotros”. Pero el otro intervino para reprenderlo, diciendo: “¿Ni siquiera temes a Dios tú, que estás en el mismo suplicio? Lo nuestro es justo, pues estamos recibiendo lo que merecen nuestros actos, pero éste no ha hecho nada malo”. Y añadió: “Jesús, acuérdate de cuando vengas como rey”. Jesús le dijo: Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

 De los escritos de san Francisco: Ninguna otra cosa, pues, deseemos, ninguna cosa queramos, ninguna otra nos agrade y deleite, sino nuestro Creador y Redentor y Salvador, el solo verdadero Dios, que es el bien pleno, el todo bien, el total bien, el verdadero y sumo bien; que es el solo bueno, piadoso, manso, suave y dulce; que es el solo santo, justo, verdadero, santo y recto; que es el solo inocente, puro; de quien y por quien nos viene y en quien está todo el perdón, toda la gracia, toda la gloria de todos lo que hacen penitencia, de todos los justos que gozan juntos en el cielo.(1R 23)

 Oración: Padre de bondad, tu Hijo ha querido pasar por nuestro mundo como amigo de publicanos y pecadores. Tú nos lo enviaste para salvar lo que estaba perdido. En Él, has querido darnos la prueba suprema de tu amor radical y de la inmensidad de tu misericordia, permitiendo que muriera por cada uno de nosotros cuando todavía éramos pecadores. Vuelve a nosotros tu rostro bondadoso y, en la hora del fracaso, acógenos entre tus brazos. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

 

DUODÉCIMA ESTACIÓN

Jesús en la cruz, la madre y el discípulo
 Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aq y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo

 Del evangelio de Juan: Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la mujer de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo a quien tanto amaba, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Después dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquel momento, el discípulo la recib en su casa.

 De las oraciones de san Francisco: ¡Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, virgen hecha iglesia, elegida por el santísimo Padre del cielo, consagrada por él con su santísimo Hijo amado y el Espíritu Santo Defensor, en ti estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien!

¡Salve, palacio de Dios! ¡Salve, tabernáculo suyo! ¡Salve, casa suya! ¡Salve, vestidura suya! ¡Salve, esclava suya! ¡Salve, Madre suya!

 Oración: Padre lleno de amor, te confiamos la desolación y la impotencia de tantos padres que se enfrentan al sufrimiento o la muerte de un hijo; te confiamos, también, a tantos hijos que han quedado huérfanos, que son abandonados, maltratados, violados por sus propios padres. Tú te haces presente en sus sufrimientos, como lo estuviste misteriosamente en el momento tremendo de la muerte del Hijo de tu amor. Haz que llegue pronto el día glorioso en el que serán enjugadas sus lágrimas y la alegría no tendrá fin. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

 

DECIMOTERCERA ESTACIÓN

Jesús muere en la cruz
 
 Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aq y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo…

 Del evangelio de Mateo: Desde el mediodía toda la región quedó sumida en tinieblas hasta las tres. Hacia las tres gritó Jesús con voz potente:

“Elí, Elí, ¿lemá sabaktani?” Que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: “Esta llamando a Elías”. En seguida, uno de ellos fue corriendo a por una esponja, la empapó en vinagre y, sujetándola en una caña, le daba de beber. Los otros le decían: Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarlo”. Y Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, entregó su espíritu.

 De los escritos de santa Clara: Levantad los ojos al cielo, tomad la cruz y seguid a Cristo que nos precede; pues, después de muchas tribulaciones por él entraremos en su gloria. Amad de todo corazón a Dios y a Jesús, su Hijo, crucificado por nosotros pecadores y no se quite nunca de vuestra mente su recuerdo.

 Oración: Padre bueno, a través de la muerte de tu Hijo Jesús has abierto para toda la humanidad el camino que conduce a la Vida. Tú has querido que Él conociera el miedo y la angustia de la muerte, cambiando radicalmente su sentido. Conforta a aquellos que pronto recorrerán este mismo camino. Fortalece a aquellos que viven con desesperación su finitud. Y cuando llegue, también para nosotros, la hora de recorrer este camino, acógenos en la alegría eterna de tu reino, no por nuestros méritos, si no por sola tu misericordia. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

 ♫ Canto

 

 DECIMOCUARTA ESTACIÓN

Jesús es depuesto en el sepulcro

 T
e adoramos, Sansimo Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo…

 Del evangelio de Juan: Cerca del lugar donde fue crucificado Jesús había un huerto y, en el huerto, un sepulcro nuevo en el que nadie había sido enterrado. Y allí, por razón de la proximidad del sepulcro, y además por ser la víspera de la fiesta, depositaron el cuerpo de Jesús.

 De los escritos de san Francisco: Y me llevaron al polvo de la muerte y aumentaron el dolor de mis heridas. Me dormí y desperté y mi Padre santísimo me acogió con gloria. Padre santo, sostuviste mi mano derecha y me guiaste según tu voluntad y me acogiste en la gloria. ¿Qué hay para mí en el cielo? Y fuera de ti, ¿qué he querido en la tierra? Mirad, mirad que yo soy Dios, dice el Señor, seré exaltado entre las gentes, seré alabado en la tierra. (Ofp 6)

 Oración: Padre, has querido que tu Hijo Jesucristo se hiciera hombre para poder ser hermano nuestro y, con su muerte, vencer nuestra muerte. El descendió al lugar de los muertos para liberar a la humanidad, para hacernos revivir y así poder sentarnos en la mesa festiva de tu Reino. ¡Ven en ayuda de los que tantas veces caminamos en tinieblas y en sombras de muerte! No permitas que nada ni nadie nos aparten de tu amor. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

 

 ORACIÓN FINAL (2CtaF)

 A quien tanto ha soportado por nosotros, tantos bienes nos ha traído y nos ha de traer en el futuro, toda criatura del cielo, de la tierra, del mar y de los abismos rinda alabanza, gloria, honor y bendición; porque Él es nuestra fuerza y fortaleza, el solo bueno, el solo altísimo, el solo omnipotente, admirable, glorioso y el solo santo, laudable y bendito por los infinitos siglos de los siglos. Amén  

Bendición con la cruz y despedida

 C/ El Señor esté con vosotros

R/ Y con tu espíritu

C/ Por la pasión y la cruz de Jesucristo os bendiga y os guarde Dios todopoderoso, Padre †Hijo y Espíritu Santo.

 En espera de la Resurrección, vayamos en paz.

 ♫ Canto

 


De la Leyenda mayor de s. Buenaventura

“Sucedió, pues, un día en que Francisco oraba profundamente, retirado en la soledad, con su mente puesta en el Señor por su ardiente fervor, que se le apareció Cristo Jesús en la figura de crucificado. De tal modo se le grabó en lo más íntimo de su corazón la memoria de la pasión de Cristo, que desde aquella hora, siempre que le venía a la mente el recuerdo de Cristo crucificado, a duras penas podía contener exteriormente las lágrimas, según él mismo lo declaró en confianza poco antes de morir. Comprendió con esto el siervo de Dios que se le dirigían a él particularmente aquellas palabras del Evangelio: Si quieres venir en pos de mí, niégate a ti mismo, toma tu cruz y sígueme