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El viacrucis franciscano que aquí te proponemos, recorre las catorce estaciones según el formulario bíblico que San Juan Pablo II estrenó el Viernes Santo de 1991, acompañadas con textos de San Francisco y Santa Clara y fue elaborado por los Hnos. Menores Conventuales de Madrid. Algunas oraciones están tomadas de André Louf.
SALUDO E INTRODUCCIÓN
C: En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu
Santo.
T: Amén.
C: Hermanos y hermanas, nos hemos reunido en esta tarde para recorrer el camino de la Cruz. En la Iglesia, por la gracia
del Espíritu Santo, nos hacemos
contemporáneos de Jesús. Su pasión, su muerte, su sepultura vuelven a hacerse presentes ante nosotros, en nosotros. Y la tumba, excavada en la roca, es nuestro mundo
en el cual la
muerte ha dejado su sello.
La cuaresma culmina con este camino de esperanza que nos conduce hasta
la noche santa de la Pascua, en la que Cristo, Luz del mundo, resucita glorioso de
entre los muertos, haciendo nuevas todas
las cosas. Acerquémonos a este
misterio, fuente de esperanza y de salvación,
desde
la fe y la gratitud más profundas.
San Francisco y santa Clara nos ayudarán,
a través de sus escritos, a mirar con ojos nuevos la
pasión del Señor, su gran amor por cada uno de nosotros.
♫ Canto
PRIMERA ESTACIÓN
Jesús en el huerto de los Olivos
Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo,
aquí
y en todas tus iglesias
que hay en el mundo
entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al
mundo…
Del evangelio de Lucas: Jesús, preso de la angustia, oraba más intensamente, y le entró un sudor
que chorreaba hasta el suelo, como si fueran gotas de sangre.
De los escritos de san Francisco: Te damos gracias, Padre, porque al igual que
nos creaste por tu Hijo, así,
por el santo amor con
que nos amaste, quisiste que él, verdadero Dios y verdadero hombre, naciera de la gloriosa Virgen santa María, y que nosotros, cautivos, fuéramos redimidos por su cruz, y sangre, y muerte. (1R
23, 3)
Oración: Padre santo, tú que consolaste a tu Hijo en Getsemaní,
infunde en nosotros tu Espíritu
para que podamos consolar
a aquellos que viven en medio
del dolor o el sufrimiento. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén
SEGUNDA ESTACIÓN
Jesús, traicionado por Judas, es arrestado.
Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas
tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo…
Del evangelio de Lucas:
Entonces apareció un gran
gentío, encabezado por uno de los doce, llamado Judas, que se acercó a Jesús para besarlo. Jesús le dijo: “Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?”
De los escritos de san Francisco: Miremos atentamente al buen Pastor, que por
salvar a sus ovejas soportó
la pasión de la cruz. Las ovejas del Señor le siguieron en la tribulación y en la persecución, en la vergüenza y en el hambre, en la debilidad y en la tentación, y en todo lo demás, y por ello recibieron
la vida eterna. (Adm. 6)
Oración: Padre
bueno, concédenos la gracia
de celebrar con
fe los misterios de la pasión
de tu Hijo Jesús, para que podamos así experimentar la grandeza de tu salvación. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén
TERCERA ESTACIÓN
Jesús es condenado por el Sanedrín
Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te
bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo…
Del evangelio
de Marcos: Los jefes de los
sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban
una acusación contra Jesús
para
darle muerte, pero no la
encontraban. Pues, aunque muchos testimoniaban
en falso contra él, los testimonios no coincidían.
De los escritos de san Francisco: Mirad, hermanos, la humildad
de Dios y derramad ante Él vuestros
corazones, humillaos también vosotros,
para ser enaltecidos por Él. Nada de vosotros retengáis para vosotros mismos,
para que enteros os reciba el
que todo entero se os entrega. (CtaO
23)
Oración: Padre
de misericordia, mira con bondad el sufrimiento y el desamparo de
tantos inocentes, que aún hoy son condenados injustamente a muerte. Danos valor y fuerza para defender,
siempre y en todo momento, la vida de cada ser humano, preciosa
a tus
ojos. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano
y Señor. Amén
CUARTA ESTACIÓN
Jesús es negado por Pedro
Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas
tus iglesias que hay en el mundo
entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al
mundo…
Del evangelio de Lucas: Entonces el Señor se volvió
y miró a Pedro. Pedro se acordó de
que el Señor le había dicho: “Hoy mismo, antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces”, y saliendo afuera, lloró amargamente.
De los escritos de san Francisco: Contempla el gran amor con el que Cristo
quiso padecer en el leño de la cruz y morir en él la más infame de las muertes. Por
eso, colgado en el árbol de la Cruz, amonestaba a los que pasaban sobre lo que
allí habían de considerar,
diciendo: “¡Oh vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor como mi dolor!” Respondamos a una voz, con un
solo espíritu: ¡Lo tendré siempre en mi memoria,
y mi
alma se romperá
dentro mí! (4CtaCl)
Oración: Padre santo, única esperanza de aquellos que, débiles y heridos, caen; tú conoces lo que hay en cada hombre. Nuestra debilidad hace crecer aún más tu perdón
y tu amor hacia nosotros. Haz
que, a la luz de tu misericordia,
reconozcamos nuestros pasos en falso y,
salvados por tu amor, podamos proclamar las maravillas que hace tu gracia en cada uno de nosotros. Te lo
pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén
♫ Canto
QUINTA ESTACIÓN
Jesús es juzgado por Pilato
Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y
en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos,
pues por tu santa cruz redimiste al
mundo…
Del evangelio de Lucas: Pilato preguntó a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús le contestó,
“Tú
lo dices”. Pilato dijo
a los jefes de
los sacerdotes y al pueblo:
“No encuentro culpa alguna en este hombre”.
De los escritos de san Francisco: Amemos todos con todo el corazón, con toda
el alma, con toda la mente, con toda la fuerza y fortaleza, con todo el entendimiento, con todas las energías, con todo el empeño, con todo el afecto, con todas las entrañas, con todos los deseos y quereres, al Señor Dios, que
nos dio y nos da a todos nosotros
todo
el cuerpo, toda el alma y toda la vida, que
nos creó, nos redimió y por sola su misericordia nos salvará. (1R 23, 8)
Oración: Padre justo, mira con bondad y con ternura
a todos los inocentes
perseguidos, a los prisioneros
que claman justicia en cárceles infames, a aquellos que presienten el fin después de una larga pena inmerecida.
Tu presencia
misteriosa haga más llevadera su amargura y disipe las tinieblas del dolor. Que no
nos acostumbremos nunca,
Padre, a ver encadenada
la libertad que has concedido a todo
hombre y mujer, creados a tu imagen y semejanza. Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén
SEXTA ESTACIÓN
Jesús es flagelado y coronado de espinas.
Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y
en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos,
pues
por tu santa cruz redimiste al mundo…
De los evangelios de Lucas y de Juan: Los que custodiaban a Jesús se
burlaban de él y lo golpeaban. Le
habían tapado los ojos
y le preguntaban: “¡Adivina quién te ha pegado!” Y le decían otras muchas injurias. Los soldados prepararon una corona de espinas
y se la pusieron en la cabeza. También le echaron sobre los hombros un manto de púrpura. Y se acercaban a él diciendo: “¡Salve, rey de los judíos!”
De los escritos de santa Clara: Mira atentamente,
considera, contempla, con el deseo
de imitarle, a tu Esposo, el más bello de los hijos de los hombres, hecho
para tu salvación el más vil de los hombres, despreciado, golpeado y azotado de
mil formas en todo su cuerpo, y muriendo entre
los sufrimientos de la cruz. (2CtaCl)
Oración: Padre santo, tu Hijo Jesús ha querido cargar sobre su cuerpo nuestros
sufrimientos y dolores; ser aplastado por nuestras indiferencias y rebeldías. Con
sus heridas, ¡ha sanado
las heridas de nuestros pecados! Concede a aquellos que son despreciados y marginados, a cuantos han sido desfigurados
por
la tortura o por la enfermedad, comprender que hay una esperanza que no defrauda, un amor más fuerte que el miedo y que la muerte, una fe que nos abre a la vida que no
tiene fin. Te lo pedimos por Cristo, tu hijo, nuestro
Hermano y Señor. Amén
♫ Canto
SÉPTIMA ESTACIÓN
Jesús carga
con la cruz
Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí
y en todas tus iglesias que hay en el mundo
entero, y te bendecimos,
pues por tu santa cruz redimiste al mundo…
Del evangelio
de Juan: Se hicieron cargo, pues, de
Jesús que, llevando a hombros su propia cruz, salió de la ciudad hacia un lugar llamado “la Calavera”,
que en
hebreo se dice Gólgota.
De los escritos de san Francisco: pensando siempre en ti; con toda el alma,
deseándote siempre a ti; con toda la mente, dirigiendo todas nuestras intenciones a ti; buscando en todo tu honor; y con todas nuestras fuerzas, destinando
todas
nuestras fuerzas y los sentidos
del alma y del cuerpo al servicio de tu amor y no a
otra cosa. (ParPN 5)
Oración: Padre de misericordia, graba en nuestros corazones la imagen del rostro
de tu Hijo cubierto de sangre, para que ella nos recuerde siempre que nos has
amado hasta el punto de permitir
que entregara su propia vida por nosotros. Que
nuestra mirada tenga siempre como horizonte
el signo de nuestra salvación,
clavado en el corazón del mundo, para que, contemplándolo y creyendo en Ti, no nos perdamos, sino que tengamos la luz de la vida. Te lo pedimos
por Cristo, tu
Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén
OCTAVA ESTACIÓN
Jesús es ayudado por el Cireneo
Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en
el mundo entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo…
Del evangelio de Lucas: Cuando se lo
llevaban
para crucificarlo, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús.
De los escritos de santa Clara: Si sufres con él, reinarás con él; llorando con él, gozarás con él; muriendo con él en la cruz del dolor, con él poseerás el cielo en el
esplendor de los santos y tu nombre será escrito en el libro de la vida y será glorioso entre los hombres. (2CtaCl)
Oración: Padre justo, no permitas que vivamos de espaldas al sufrimiento y a las necesidades de nuestros hermanos, especialmente de aquellos “más pequeños”. Que
nuestro corazón no se duerma,
no se acomode, no se enfríe. Concédenos vivir con el mismo amor que llevó a Jesús a dar su vida por los hermanos. Que con
tu aliento y fuerza podamos
también nosotros alentar y compartir las luchas y sufrimientos
de los que nos rodean. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén
NOVENA ESTACIÓN
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén.
Te adoramos, Santísimo Señor
Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo
entero, y te bendecimos,
pues por tu santa cruz redimiste al
mundo…
Del evangelio de Lucas: Lo seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que se golpeaban
el pecho y se
lamentaban por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:
“Mujeres de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras y por vuestros
hijos... porque si esto hacen con el leño verde,
¿qué harán con el seco?”
De los escritos de san Francisco: Tú eres el amor, la caridad, tú eres sabiduría, tú eres humildad, tú eres paciencia, tú eres la belleza, tú eres la mansedumbre. Tú
eres la seguridad, tú eres el descanso, tú eres el
gozo, tú
eres
nuestra esperanza y alegría, tú eres la justicia, tú eres la templanza, tú eres toda nuestra riqueza a
satisfacción... Tú eres nuestra fe, tú eres nuestra caridad, tú eres nuestra dulzura, tú eres nuestra vida eterna, grande y admirable Señor, Dios omnipotente,
misericordioso Salvador. (AlD)
Oración: Padre fiel, enséñanos a buscar tu rostro con pasión cada día, para que su luz ilumine nuestro camino. Enséñanos a
descubrirlo en el semblante del
hombre marcado por la enfermedad, hundido por la desesperanza, oprimido por la injusticia. ¡No permitas que la luz de tu rostro huya de nosotros!
Sin ella nuestro camino se hace oscuro,
difícil, imposible. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro
Hermano y Señor. Amén
DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es crucificado
Te adoramos, Santísimo
Señor
Jesucristo, aquí y en todas tus
iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos,
pues por tu santa cruz redimiste al
mundo…
Del evangelio de Lucas: Cuando llegaron al lugar llamado la Calavera, crucificaron allí a Jesús y también a los
malhechores, uno a la derecha
y otro a la izquierda.
Jesús decía: “Padre, perdónalos porque no saben lo que
hacen”.
De los escritos de san Francisco: La voluntad del Padre fue que su bendito y glorioso Hijo, a quien nos dio y que por nosotros nació, se ofreciese a sí mismo, por medio de su propia sangre, como sacrificio
y ofrenda en el altar de la cruz; no por sí, por quien todo fue hecho, sino por nuestros
pecados, dejándonos ejemplo para
que sigamos sus huellas. Y quiere que todos seamos salvados y que lo recibamos con un corazón puro y un cuerpo casto. (2CtaF)
Oración: Padre santo, sólo un pequeño resto,
al cual has querido entregar tu
Reino, ha reconocido a tu Hijo como Señor y Salvador; pero muy
pronto el Espíritu
suscitará testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra. Concede a los que anuncian la Palabra en el mundo entero, la audacia y la libertad de los hijos de Dios, mediante las cuales tu Espíritu irrumpe con la fuerza
de la Pascua y el lenguaje misterioso
de la Cruz, escándalo a los ojos del
mundo, pero sabiduría para los que creen. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén
♫ Canto
UNDÉCIMA ESTACIÓN
Jesús promete el
Reino al buen ladrón
Te adoramos, Santísimo Señor
Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias que hay en el mundo
entero, y te bendecimos,
pues por tu santa cruz redimiste al
mundo…
Del evangelio de Lucas: Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: “¿No eres tú el Mesías?
Pues sálvate a ti mismo y a nosotros”.
Pero el otro intervino para reprenderlo,
diciendo: “¿Ni siquiera
temes a Dios tú, que estás en el mismo suplicio? Lo nuestro es
justo, pues estamos recibiendo lo que merecen nuestros actos, pero éste no ha
hecho nada malo”. Y añadió: “Jesús, acuérdate
de mí cuando vengas como rey”. Jesús
le dijo: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
De los escritos de san Francisco: Ninguna otra cosa, pues, deseemos,
ninguna
cosa queramos, ninguna otra nos agrade
y deleite, sino nuestro Creador
y Redentor y Salvador, el solo verdadero Dios, que es el bien pleno, el todo bien, el
total bien, el verdadero y sumo bien; que es el solo bueno, piadoso, manso, suave y dulce; que es el solo santo, justo, verdadero, santo y recto; que es el solo
inocente, puro; de quien y por quien nos viene y en quien está todo el perdón, toda la gracia, toda la gloria de todos lo que hacen penitencia, de
todos los justos que
gozan juntos en el cielo.(1R 23)
Oración: Padre de bondad, tu Hijo ha querido pasar por nuestro mundo como
amigo de publicanos y pecadores. Tú nos lo enviaste para salvar lo que estaba
perdido. En Él, has querido darnos la prueba suprema de tu amor radical y de la inmensidad de tu misericordia, permitiendo que muriera por cada uno de nosotros
cuando todavía éramos pecadores. Vuelve a nosotros tu rostro bondadoso y, en la
hora del fracaso, acógenos entre tus brazos. Te lo pedimos
por Cristo, tu Hijo,
nuestro Hermano y Señor.
Amén
DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús en la
cruz, la madre y el discípulo
Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo,
aquí
y en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te
bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste
al mundo…
Del evangelio de Juan: Junto a la cruz de Jesús
estaban su madre, la hermana de su madre, María, la
mujer de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús,
al ver a su madre y junto a ella
al discípulo a quien tanto amaba,
dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Después dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.
De las oraciones de san Francisco: ¡Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios,
María, virgen hecha iglesia, elegida por el santísimo
Padre
del cielo, consagrada por él con su santísimo
Hijo amado y el Espíritu Santo Defensor,
en ti estuvo
y está toda la plenitud de la gracia y todo bien!
¡Salve, palacio de Dios! ¡Salve, tabernáculo suyo! ¡Salve, casa suya! ¡Salve, vestidura suya! ¡Salve, esclava suya! ¡Salve, Madre suya!
Oración: Padre lleno de amor, te confiamos la desolación y la impotencia de tantos
padres que se enfrentan al sufrimiento o la muerte de un hijo; te confiamos,
también, a tantos hijos que han quedado huérfanos, que son abandonados, maltratados,
violados por sus propios padres.
Tú te haces presente en sus
sufrimientos, como lo estuviste misteriosamente en el momento tremendo de la muerte
del Hijo de tu amor. Haz que llegue pronto el día glorioso
en el
que serán enjugadas sus lágrimas y la alegría no tendrá
fin.
Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo,
nuestro Hermano y Señor.
Amén
DECIMOTERCERA ESTACIÓN
Jesús muere en la cruz
Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo,
aquí
y en todas tus iglesias que hay en el mundo
entero, y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo…
Del evangelio de Mateo: Desde el mediodía toda la región quedó
sumida en tinieblas hasta las
tres. Hacia las tres gritó Jesús con voz potente:
“Elí, Elí, ¿lemá sabaktani?” Que quiere decir: Dios mío,
Dios
mío, ¿por qué me has abandonado? Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: “Esta llamando a
Elías”. En seguida, uno de ellos
fue corriendo a por una esponja, la empapó en vinagre y, sujetándola en una caña, le daba de beber. Los otros le decían: “Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarlo”. Y Jesús, dando de nuevo un fuerte grito,
entregó su espíritu.
De los escritos de santa Clara: Levantad los ojos al cielo, tomad la cruz
y seguid a Cristo que nos precede; pues, después de
muchas tribulaciones por él entraremos en su gloria.
Amad de todo corazón a Dios y a Jesús, su Hijo,
crucificado por nosotros pecadores y no se quite nunca de vuestra mente su
recuerdo.
Oración: Padre bueno, a través de la muerte
de tu Hijo Jesús has abierto para toda la humanidad
el camino que conduce
a la
Vida. Tú has querido que Él
conociera el miedo y la angustia
de la muerte, cambiando radicalmente su sentido. Conforta
a aquellos que pronto recorrerán
este mismo camino. Fortalece a aquellos que viven con desesperación su finitud. Y cuando llegue, también para nosotros, la hora de recorrer
este camino, acógenos en la alegría eterna de tu
reino, no por nuestros méritos, si no por sola tu misericordia. Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén
♫ Canto
DECIMOCUARTA ESTACIÓN
Jesús es depuesto en el sepulcro
Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo,
aquí y en todas tus iglesias
que hay en el mundo
entero, y te bendecimos, pues por
tu santa cruz redimiste al mundo…
Del evangelio de Juan: Cerca del lugar donde fue crucificado Jesús había
un huerto y, en el huerto, un sepulcro nuevo en el que
nadie
había sido enterrado. Y
allí, por razón de la proximidad del sepulcro, y
además por ser la víspera de la fiesta, depositaron el cuerpo de Jesús.
De los escritos de san Francisco: “Y me llevaron al polvo de la muerte y
aumentaron el dolor de mis heridas. Me dormí y desperté y mi Padre
santísimo me acogió con gloria. Padre santo, sostuviste mi mano derecha y me guiaste según tu
voluntad y me acogiste en la gloria. ¿Qué hay para mí en el cielo?
Y fuera de ti,
¿qué he querido en la tierra? Mirad, mirad que yo soy Dios, dice el Señor, seré
exaltado entre las gentes, seré alabado en la tierra”. (Ofp 6)
Oración: Padre, tú has querido que tu Hijo Jesucristo se hiciera
hombre para poder ser hermano nuestro y, con su muerte, vencer nuestra muerte. El descendió al lugar de los muertos para liberar a la humanidad, para hacernos
revivir y así
poder sentarnos en la mesa festiva de tu Reino. ¡Ven en ayuda de los que tantas veces caminamos
en tinieblas y en sombras de muerte! No permitas que nada ni nadie nos aparten de tu amor.
Te lo pedimos por Cristo, tu
Hijo,
nuestro Hermano y Señor.
Amén
ORACIÓN FINAL (2CtaF)
A quien tanto ha soportado por nosotros, tantos bienes nos ha traído y nos
ha de traer en el futuro, toda criatura del cielo, de la tierra, del mar y de los
abismos rinda alabanza, gloria, honor y bendición; porque Él es nuestra fuerza y fortaleza, el solo bueno, el solo altísimo, el solo omnipotente, admirable,
glorioso y el solo santo, laudable y bendito por los infinitos
siglos de los siglos. Amén
Bendición con la cruz y despedida
C/ El Señor esté con vosotros
R/ Y con tu espíritu
C/ Por la pasión y la cruz de Jesucristo
os bendiga y os guarde Dios todopoderoso, Padre †Hijo
y Espíritu Santo.
En espera de la Resurrección, vayamos en paz.
♫ Canto
De la Leyenda mayor de s. Buenaventura
“Sucedió, pues, un día en que
Francisco oraba profundamente, retirado en la soledad, con su
mente puesta en el Señor por su ardiente fervor,
que se le apareció Cristo Jesús en la figura de crucificado. De tal modo se le grabó en lo más
íntimo de su corazón la memoria de la pasión de Cristo, que desde aquella hora, siempre que le venía a la mente el recuerdo de Cristo crucificado, a duras
penas podía contener exteriormente las lágrimas, según él mismo lo declaró en confianza poco antes de morir. Comprendió con esto el siervo de Dios que se le dirigían
a él particularmente aquellas palabras del Evangelio: Si quieres venir en pos de mí, niégate a ti mismo, toma tu cruz y sígueme”